domingo, 28 de agosto de 2011

Gratitud.

Te quiero,  no porque he aprendido a decírtelo,  no porque el corazón me sugiera  estas palabras.  Te quiero porque has entrado en mi vida más que al aire en mis pulmones,  más que la sangre en mis venas.  Has entrado donde nadie podía entrar,  cuando nadie podía ayudarme,  cada vez que nadie podía consolarme. Todos los días te he hablado.  Todas las horas te he mirado,  y en tu rostro he leído la respuesta,  en tus palabras la explicación,  en tu amor la solución.  Te quiero porque durante muchos años has vivido conmigo y yo he vivido de ti.  Concédeme estarte agradecida -al menos un poco- durante el tiempo que me queda,  por este amor que has derramado en mí y que me ha obligado a decirte: TE QUIERO.


No hay comentarios:

Publicar un comentario