lunes, 6 de junio de 2011

Dos palabras no son nada.


¿Hola? ¿Hay alguien ahí? ¿Puedes escucharme bien? No. Te he preguntado que si me escuchas bien, no si simplemente me oyes. No es lo mismo, ¿sabes? No es lo mismo que oigas mis sermones, que sé de sobra que te aburren, que el simple hecho de prestarles verdaderamente atención. Que no te los echo por amor al arte, que lo hago porque creo que los necesitas. No todo tiene que ser porque sí. Pero cada vez voy desistiendo más y más, cada vez le veo menos sentido…  No me gusta ver cómo alguien a quien quiero y que está en la edad de madurar y de crecer como persona se deja arrastrar por la gente y decrece, empequeñeciéndose con pueriles y malas actitudes. No me gusta ver cómo andas hacia atrás cual cangrejo. Y es que ya no eres aquel niño agradable y amable que conocí aquel enero, ese chico en el que pude confiar un día, ese con el que me encantaba tener pequeños detalles sin esperar nada a cambio, tan solo una sonrisa o una mirada de complicidad. Ya no eres aquella persona que tanto aprecié en su día. Y quizás ese haya sido mi problema. Quizás me haya equivocado, quizás te haya pedido demasiado al decirte que hablásemos las cosas serias cuando había que hablarlas, y es que tan solo eres un niño. Un niño al que no se le puede pedir más responsabilidad que confiarle algo con el fin de que no se desvanezca. Pero lo más triste llega cuando ves que lo más simple, pero no por ello menos importante, que tienes, que es su confianza en él, se desvanece también junto a sus promesas y más cuando ves que a dicha persona le resbala tal suceso; darte cuenta de que sus palabras se las llevó el viento, que estas se escapan por su boca con la misma facilidad con la que se le quita un caramelo a un niño pequeño. Y, ¿sabes otra cosa más? Las palabras no son un simple conjunto de letras, tienen su significado y las mismas palabras que salen por tu boca, para ti se las puede llevar el viento pero para mí hay palabras que llegan al alma y la parten cuando no las sientes ni las comprendes verdaderamente. Porque dos palabras bonitas no son suficientes para demostrar su verdadero significado, porque desconoces totalmente el significado del verbo “AMAR”.


Esto no es para nada un ultimátum, todo lo contrario, esto simplemente es mi voz interior que quiere hablar y expresarse ya puestos  a que huyes a la hora de la verdad y me quedo hablando sola con las paredes, aunque, sinceramente, tampoco me merece la pena hablar mucho contigo ahora con esos aires bipolares que te traes desde estos meses atrás. Es más, esto no tendría sentido en el caso de que fuese dirigido a ti, pues mi real intención sería hablar cara a cara y mantener una conversación fluida y madura. Quizás lo escriba aquí ya que dicho grado de madurez tardes mucho o tal vez nunca llegues a alcanzarlo… Quedarán siempre muchas cosas por saber, secretos que en nuestra vida jamás llegaremos a conocer y desvelar pero lo que está más que claro es que eres como un niño pequeño gigante al que las palabras “TE AMO ” le quedan demasiado grandes.

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