Como las cosas metálicas se
adhieren al imán, como dos cucharas juntas que se atreven a encajar. Somos como
dos cometas que se arriesgan a escapar de las manos de su dueño. Fuimos más
fuertes que la fuerza de la gravedad, pero los polos se invierten y todas las
brújulas me llevan a tu mar. Y terminaremos rebañándonos, relamiéndonos los
dedos en señal de rendición. Resucitarán los muertos cuando pase este calor,
los adiestraré en secreto y formaré un ejército; catadores del veneno que
resulte más letal, mis arcángeles de fuego. Fuimos herejes perseguidos por la
Santa Inquisición, pero de cuerpo presente fue lo más cerca que estuvimos de
Sion. Ha llegado ya el momento de encontrar en las espinas nuevas formas de
placer.
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