domingo, 24 de abril de 2011

Imaginación: ¿virtud o defecto?

¿Cuántas veces habremos dado rienda suelta a nuestra imaginación y habremos fantaseado con todas aquellas circunstancias que nos encantaría que nos pasasen? ¿Cuántas veces habremos soñado despiertos en clase de biología, mirando aparentemente con atención al profesor mientras explicaba cómo calcular el balance energético de un átomo de glucosa, o sentados en un autobús urbano mirando hacia el vacío mientras realmente pensábamos en esa persona, en ese lugar, en ese momento cambiando su final por uno mejor? ¿A caso es malo todo aquello que provenga de nuestra imaginación?  En caso negativo, ¿todo aquello es bueno? ¿Es la imaginación una virtud o un defecto? Cierto es que de nuestra imaginación proviene todo lo artístico, desde la poesía, pasando por la pintura, la fotografía hasta llegar a la danza. Todo un cóctel de palabras, colores, luces y de movimientos que, organizados de una manera determinada, forman un todo. Un todo bello, armonioso, capaz de transmitir algo maravilloso, como una pintura consigue meterte en un espacio, incluso en un tiempo; como puede transmitir vida la fotografía de un niño del tercer mundo sonriendo, como las palabras de Antonio Machado presentaban ese patio como recuerdo anhelante de su infancia y como una bailarina con sus elevès te hace sentir volar. El cantautor escribe y compone sus canciones, el pintor plasma sus lienzos, el escritor compone poesías, escribe obras teatrales o narrativas o incluso escribe alguna que otra greguería si es posible, la bailarina monta e improvisa sus coreografías y el fotógrafo, siempre con su cámara, sabe mirar el mundo desde otras perspectivas. Perspectivas de lugares nuevos o de lugares en los que había habitado anteriormente e incluso con frecuencia pero que nunca se había parado a observar con detenimiento. Todos ellos se apoyan en su imaginación para expresarse, para comunicarse, en definitiva, para canalizar sus sentimientos, pero no podemos dejar a un lado el hecho de que la imaginación a veces también nos juega malas pasadas. Muchas veces sobrepasamos el límite e incluso llegamos a confundir posteriormente lo que verdaderamente es fantasía o realidad, y llegamos a la total confusión. Si no aprendemos a utilizar nuestra imaginación, podemos salir perdiendo, o lo que puede salir perdida puede ser nuestra cabeza o quién sabe si otra parte del cuerpo, como fue el caso de Van Gogh. Sí, lo sé. Suena disparatado, pero estamos hablando de la locura, ¿qué podrías esperar? ¿Cuántos artistas conoces que por no saber aprovechar o manejar sus virtudes se dieron a la bebida  y malgastaron sus vidas y cuántos, de los cuales era imposible pensar que saldrían de su miseria, salieron gracias a dichas virtudes? Pero, bajo mi punto de vista, esto depende también de factores externos, aunque no dejen de ser  hechos. Y por esto mismo, mi conclusión de todo esto es que, sin duda, la imaginación es una virtud aunque pueda llegar a ser un defecto en su mal uso. Pero de lo que no cabe duda es que saber usarla es todo un arte.



No hay comentarios:

Publicar un comentario